¿Estoy viviendo el carisma del P. Kentenich?...

Descubriendo la esencia de su vida en la historia del padre Kentenich, encontramos a uno de esos hombres que el mundo pocas veces da; una de esas personas al que se le siente la sangre a través del tiempo y la distancia; uno de pocos que se sabe atravesar en la vida de los demás, no solo para regalarse, sino que también para regalarnos a Dios.

Viernes 27 de octubre de 2017 | Lucía Zamora

Estamos en el año del Padre y las redes sociales se han encargado de encender corazones. Nos hemos reunido en un simple móvil hermanos de diferentes partes del mundo, para compartir historias, anécdotas, escritos y fotografías de nuestro Fundador. El tiempo nos ha regalado el medio para poder conocer a profundidad a este hombre visionario. Tal vez llegó el momento de que juntos lo canonicemos con una verdadera convicción de llevar al mundo su misión... Es tiempo de decir...que ahora ¡ésta es nuestra misión!

Cuando inicié mi formación en Schoenstatt, me fue difícil adentrarme en la vida del P. Kentenich, pero poco a poco lo fui conociendo y así mi vida se fue reflejando en la de él. Comprendí lo grande de su historia, de su personalidad, de su inteligencia y de su carisma. No fue fácil, ni pronto, tal vez, porque en México no tenemos una huella, una pisada como la tiene Chile, Argentina o Brasil, solo tenemos fotografías, relatos que vienen en nuestros libros, o bien, algunos vídeos de Internet. He de reconocer que añoramos lo que nunca tuvimos...su presencia. En mi país no existe una mesa o una silla donde se haya sentado a comer, o un reclinatorio donde pudo haber dejado sus oraciones, por lo tanto, hemos alcanzado a nuestro fundador por testimonios, por sus libros, relatos y por sus acertadas frases. Como ven, nunca se apagó el deseo por querer seguir sus pasos.

Descubriendo la esencia de su vida en su historia, encontramos a uno de esos hombres que el mundo pocas veces da; una de esas personas al que se le siente la sangre a través del tiempo y la distancia; uno de pocos que se sabe atravesar en la vida de los demás, no solo para regalarse, sino que también para regalarnos a Dios. Esto es precisamente a lo que nos invita su carisma, a ser hombres y mujeres reflejando el rostro de Cristo en la vida, y para esto debemos centrarnos en un crecimiento personal y espiritual, o sea, a tener una mentalidad orgánica para no quedarnos en lo superficial, en lo vano, sino que nos llama a intentar cultivar el alma para que surja el querer ser mejores personas para la sociedad, para los que nos rodean...¡para Dios!
Recordemos la frase de nuestro José Kentenich "Primero ser hombre, después cristiano, para después ser verdaderamente hombre".
Siempre será un desafío el querer ser mejores cristianos...el querer vencer nuestros límites y pobrezas en medio del mundo de las tentaciones. Pero nuestro Fundador cree que de la mano de María, es posible que surja ese hombre nuevo, y propone una Alianza con Ella, pero...¿qué sería de la Alianza de Amor sin el carisma del Padre?
Schoenstatt está cumpliendo 103 años, y en este tiempo, el Movimiento ha madurado su fe en sí mismo, ha logrado sobrevivir al mecanicismo con el peligro de caer en él, pero sobre todo, ha tratado de permanecer fiel al carisma del Padre a pesar del tiempo que nos toco vivir, y todo esto gracias a su recuerdo, a eso que leemos en sus biografías y en los extraordinarios testimonios de quienes tuvieron la fortuna de estar cerca de él. Para mí, estos recuerdos han sido las gotitas que han alimentado nuestro corazón para continuar con su misión. Mirar a los ojos, hablar con ternura, memorizar rostros y nombres, preocuparse de cosas que parecieran insignificantes, escuchar con todo su ser y sobre todo...enfrentar las situaciones de frente, con la mirada puesta en Dios, aceptando la cruz con una hermosa frase y una suave sonrisa (lo imagino).
Sin embargo, a pesar de tener un gran Movimiento Internacional, corre el peligro de desmoronarse, no por su metodología, ni por su estructura, sino más bien por no ejercer el carisma del P. Kentenich. Constantemente nos preguntamos ¿por qué no funcionan los grupos? o ¿por qué después de un tiempo comienzan a desaparecer? Será que nos estamos olvidando de esa Paternidad que nuestro Fundador nos heredó; tal vez nos estamos olvidado de esa mentalidad orgánica por la que vivió en el exilio; o de esa conciencia de misión; peor aún ¿estaremos dejando de lado la Fe practica en la Divina Providencia?... No lo sé, tal vez sea todo junto. Tal vez nos estamos olvidando de lo más importante, de ese querer del Padre: el ser personalidades fuertes, libres y sacerdotales. Personalidades que lleven al mundo a María con el carisma del P. Kentenich.
Vamos mirando y actuando de frente, sin miedos y mentiras, caminemos con el corazón en la mano, escuchemos con una dulce mirada y seamos humildes, sin querer ser más que los demás. ¡Vamos vistiéndonos del carisma de nuestro P. José Kentenich por siempre!

Comentarios
Total comentarios: 5
28/10/2017 - 20:10:12  
Muy buena reflexcion .nos moviliza y nos ayuda como dijo San JUAN PABLO ll CANONICENLO USTEDES.
DEbemos mostrar al mundo su carisma y dar a conocer nuestro Terruño. Padre vamos contigo.nuestra mano en Tu mano . Nuestro corazon en Tu corazon.
PADRE TU HERENCIA NUESTRA MISION

Patrici
Argentina
28/10/2017 - 14:39:43  
Schoensttat en Salida, que hermoso artículo, es lo que tenemos que ser: FUERTES, LIBRES Y SACERDOTALES. De nosotros depende vivir con el carisma del padre JK

Feliciano Moyo
Iguala Guerrero
28/10/2017 - 14:23:39  
Schoensttat en Salida, que hermoso artículo, es lo que tenemos que ser: FUERTES, LIBRES Y SACERDOTALES. De nosotros depende vivir con el carisma del padre JK

Feliciano Moyo
Iguala Guerrero
28/10/2017 - 10:13:46  
Excelente gracias por existir

Ma.del Carmen Vazquez
México
27/10/2017 - 21:05:14  
Podrian definir cual es el carisma principal del Padre y sugerir cómo hacerlo vida?

Rafael
Chile
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